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lunes, 13 de septiembre de 2010

Los precios del sector inmobiliario actuales

Tras dos décadas sirviendo en las filas de Clifford Chance, es decir, casi toda su carrera profesional, Alfonso Benavides acaba de ser coronado como el gran jefe del sector inmobiliario para todo el mundo en la firma de abogados. El pasado mes de agosto, con 45 primaveras a sus espaldas, fue elegido para formar parte del comité de dirección del señero despacho, uno de los más reputados que se forjó en la plaza financiera de Londres.


A pesar de su exitosa trayectoria en el real estate, no deja de sorprender, por lo que tiene de paradójico, que sea un español el nuevo jefe de esta área para todo Clifford Chance, aunque el negocio del ladrillo lleve aquí años en depresión. Aun así, méritos no le faltan, pues ha llevado las dos operaciones más relevantes firmadas en territorio nacional, como han sido los sale and lease back de Santander y BBVA, trabajando en ambas para los vendedores.

Para su suerte, el promocionado podrá participar de la actividad existente en otros mercados. “Italia, Francia y Reino Unido, por hablar de países vecinos, son otra cosa”, explica de manera gráfica. “España, al contrario, sigue manteniendo una situación particular. Bancos y cajas han creado un mercado inmobiliario secundario que controlan a su voluntad”. Es decir, acorde con sus intereses, que no son otros que mantener a salvo sus cuentas de resultados.

“Las entidades financieras españolas han preferido ser cautas antes que agresivas a la hora de afrontar, en particular, la crisis del sector”, subraya Benavides. “Es verdad que puede haber un factor cultural, pero sobre todo algunos lo han hecho por no quebrar. Los precios sólo se han ajustado un escalón. A medida que pase el tiempo, con las nuevas exigencias de provisiones impuestas por el Banco de España, ajustarán sus activos al precio del mercado”.

Con todo, lo peor puede haber pasado ya. Benavides recuerda con sorpresa cómo el pasado mes de mayo, de repente un día dejaron de sonar los teléfonos como era habitual y casi no llegaron correos electrónicos. Fue la mañana en que los mercados colocaron a España tras los pasos de Grecia. “Esa jornada nos dimos cuenta de cómo había cambiado radicalmente la percepción sobre la credibilidad del país”. Probablemente, fue entonces cuando se tocó fondo.
La crisis del ladrillo


Bajo esta coyuntura, tras pertenecer durante los tres últimos años del comité de selección, Benavides recibe el reconocimiento de su casa, con el mandato de impulsar la división y resolver las adversidades derivadas de la crisis del ladrillo. “Nos toca a todos cambiar de registro”, puntualiza. “Los inversores, por ejemplo, han mirado a sus mercados naturales por las distintas percepciones del riesgo. Por lo tanto, habrá menos operaciones transfronterizas”.

El nuevo socio director maneja de memoria las magnitudes de su empresa. La división de Real Estate representa aproximadamente un 10% de la plantilla del despacho, que a su vez genera cerca de un 8% del negocio total. “Por nuestro perfil, hemos estado en algunas de las operaciones más sofisticadas y arriesgadas del mercado”, recuerda mirando atrás. “Ahora, hay menos deals y son más convencionales, por lo que hay más competencia”.

Para el único español actual en el directorio de Clifford Chance, las líneas estratégicas a seguir con muy básicas: seguir trabajando en productos que dominan y tratar de crear nuevas soluciones en los mercados más maduros. A partir de estas pautas, para Benavides sólo hace falta tener en cuenta las particularidades de cada región y ganar relevancia en aquellas con menos implantación o más potencial, como EEUU, Asia y Oriente Próximo.

Estos retos harán de Alfonso Benavides un viajero abonado a las terminales de los aeropuertos hasta comienzos de 2011, cuando concluya su particular vuelta al mundo visitando oficinas de Clifford Chance. A partir de entonces, siempre con Madrid como centro de operaciones, compaginará su función de gestor de equipos con la de generador de negocio, cuyo pico de trabajo suele concentrarse en los meses de julio/agosto y de noviembre/diciembre.

Desde hace más de una década, no ser británico dejó de ser un inconveniente para ascender en la jerarquía. Lo saben bien José Antonio Cainzos e Ignacio Ojanguren, los otros dos españoles que ya pasaron por el máximo órgano ejecutivo de Clifford Chance. Ahora ha sido Benavides quien ha recogido el testigo, que portará durante los dos próximos años. Para su desdicha, el mercado ibérico seguirá siendo un descarte en el monopoly mundial del ladrillo.
Fuente: Cotizalia.com

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